A la Virgen del Carmen

A la Virgen del Carmen

Navegando en mi barquita
por los mares me perdí.
Le pregunto a las gaviotas:
¿qué camino he de seguir?
Pregúntale a los peces,
que ellos te lo han de decir.
A los peces les pregunto:
¿donde está mi libertad?
Sigue por esa estela,
que allí la encontrarás.
Navegando por la estela
a lo lejos divisé
una carroza de espuma
con delfines a los pies,
rodeada de palomas;
¡a la Virgen del Carmen vi!
que con manos amorosas
se dirigía hacia mi
y con dulces palabras
esto le oí decir:
En mi está tu libertad
y en mi hijo tu consuelo;
guarda sus mandamientos
y cúmplelos sin recelo;
yo estaré con vosotros
esperándoos en el cielo;
haced una cadena,
que forme un gran corazón,
que abrace toda la tierra
y forme un solo ser;
cantad Salves de gloria
y con vosotros estaré.
Mientras esto me decía
desde el cielo vi bajar
una nube de estrellas
y su cabeza coronar;
y en su carroza de espuma
alejándose en alta mar;
palomas y delfines
extendían un blanco manto,
dejando tras de si una estela,
que guiaba todos los barcos
y unos querubines,
que desde el cielo bajaban.
Mirando a María esto le cantaban:
Salve Maria Salve, Reina de los mares
Salve Madre de Dios
y de todos los mortales.

(Carmina)