MariCruz Administradores
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| Tema: Acuérdate de Jesucristo 2/7/2008, 07:53 | |
| ACUÉRDATE DE JESUCRISTO
Cuenta A. Hillaire, que, estando reciente la revolución francesa, Reveillère Lépaux, uno de los jefes de la república, que había asistido al saqueo de iglesias y a la matanza de sacerdotes, se dijo a sí mismo: "Ha llegado la hora de reemplazar a Cristo. Voy a fundar una religión enteramente nueva y de acuerdo con el progreso". Pero no funcionó. Al cabo de unos meses, el «inventor» acudió desconsolado a Bonaparte, ya primer cónsul, y le dijo: –¿Lo cree, señor? Mi religión es preciosa, pero no arraiga entre el pueblo. Respondió Bonaparte: Ciudadano colega, ¿tienes seriamente la intención de hacer la competencia a Jesucristo? No hay más que un medio; haz lo que Él: Hazte crucificar un viernes, y trata de resucitar el domingo.
Es bueno recordar lo que hizo Jesús. El recuerdo es positivo cuando nos acerca a Dios y nos permite redescubrir su obra. "Recuerda, Israel". "Recuerda el camino que el Señor tu Dios te ha hecho recorrer estos cuarenta años por el desierto". Cuidado, guárdate bien de olvidar los sucesos; que no se aparten de tu memoria mientras vivas (Dt. 4,9). Pablo trata de que pongamos todo nuestro foco de atención en Jesucristo: "Acuérdate de Jesucristo..." (2Tm 2,.
El recuerdo de Dios, el tener presente a Jesús nos lleva a ser agradecido con el pasado, a vivir el presente en paz y a no temer el futuro.
Los místicos han tenido una rica experiencia de Dios, han saboreado y vivido en su presencia. Teresa tuvo la certeza de que Dios vivía en ella y no podía dudar de esta gran verdad. Así dice ella: "en un sentimiento de la presencia de Dios, que en ninguna manera podía [yo] dudar que [Él] estaba dentro de mí, o yo toda engolfada en él" (V 10,1).
El Dios que vive en Teresa es un Dios fuerte, bondadoso, misericordioso, e interesado por ella. "Muchas veces he pensado, espantada de la gran bondad de Dios, y regaládose mi alma de ver su gran magnificencia y misericordia. Sea bendito por todo, que he visto claro no dejar sin pagarme, aun en esta vida, ningún deseo bueno. Por ruines e imperfectas que fuesen mis obras, este Señor mío las iba mejorando y perfeccionando y dando valor, y los males y pecados luego los escondía. Aun en los ojos de quien los ha visto, permite Su Majestad se cieguen y los quita de su memoria. Dora la culpas. Hace que resplandezca una virtud que el mismo Señor pone en mí casi haciéndome fuerza para que la tenga" (V 4, 10).
La experiencia religiosa vivida por Teresa es experiencia de Dios en Cristo. Cristo es “el libro abierto”, habla con ella, la consuela, la anima. “Espera y verás”. “Ahora ten fuerte...” “Yo soy”. El es el Cristo del Amor, el esposo, el amigo, “amigo verdadero que nunca falla”...
Ante la realidad del mundo, "estáse ardiendo el mundo", ante las "grandes necesidades de la Iglesia", ella se compromete con su oración y con su vida. Teresa se siente hija de la Iglesia, y como tal sufre con ella y le duelen sus males y quiere hacer todo lo que está a su alcance.
La oración es un momento especial para recordar las maravillas que Dios ha hecho en María, en nuestros familiares y a lo largo de toda nuestra historia. Quien vive en la presencia de Dios, quien se acuerda de Jesucristo, encontrará fuerza para poner los ojos, el corazón y la vida en él. | |
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