Reflexión
Hay algo que me encanta de la oración del Padre Nuestro. Es precisamente que en ella encontramos la palabra que más necesitamos, esa que nos da la seguridad de estar haciendo todo bien. Esa palabra: Padre, que nos da confianza en los problemas, certeza en la oscuridad y alegría en la tristeza.
Tener un Padre es lo que necesitamos en estos días. Si comprendiéramos la profundidad de esta oración que Cristo, Hijo de Dios, nos enseñó el mundo sería diferente. Todo cambiaría, solamente por tener la certeza de vivir bajo la mirada paternal de Dios. ¡Qué alegría sentían los santos al encontrarse con esta realidad!
Veamos lo que le pedimos en esta sencilla oración. Le pedimos fuerzas para cumplir en todo momento su voluntad, que su providencia nos mantenga cuando no tengamos nada, es decir, que confiamos en Él cuando las cosas no vayan bien, que nos perdone como nosotros perdonamos a todos aquellos que nos ofenden, y por último que nos libre del maligno.
Repasémosla con sencillez y atención para ver de verdad todo aquello que le pedimos. Que cada vez que recemos el Padre Nuestro sea una oración por la cual obtengamos aquello que más necesitamos