El rico Epulón y el pobre Lázaro
Reflexión
Esta parábola Jesucristo la enseña ante los fariseos. Ellos enseñan la ley con dureza. Exigen el tributo y en cambio engañan a los creyentes y no cumplen lo que predican. Pero el momento de la verdad, tarde o temprano llega. Así le sucedió al pobre Lázaro y al rico epulón. El momento en el que se hace justicia y ésta permanece para siempre.
Impresiona ver cómo el rico epulón le pide a Abraham que Lázaro vaya a prevenir a los de su casa para que no les suceda lo mismo. Qué grande debería ser el sufrimiento de este hombre que le hace pensar en los demás por primera vez, y quiere evitar que le ocurra lo mismo a los de su casa. Pero Cristo a través de la respuesta de Abraham nos hace ver que el corazón del hombre en ocasiones se niega a ver la luz y que ni con enviados extraordinarios cambian. El Señor vino, hizo milagros, resucitó muertos y los suyos le abandonaron en el momento más difícil, incluso alguno hasta le negó tres veces.
Sólo los que te abren el corazón Jesús, los que buscan sinceramente la verdad, los que están dispuestos a escucharte, los que se dejan seducir por Ti encuentran el Camino, la Verdad y la Vida.
Pobre Lázaro intercede por nosotros para que seamos sencillos y humildes de manera que Jesucristo no encuentre ningún obstáculo para llegar a lo más hondo de nuestro corazón.