Aparición de Jesús a los discípulos
Lucas 24, 35-48. Pascua. El fruto de reconocer a Jesús siempre es el mismo: la alegría.
Reflexión
Cuando leo este evangelio me acuerdo mucho de una cosa que observé en una fiesta para niños. Cuando la niña festejada, de unos 4 años, iba a partir el pastel se fue corriendo y trajo a una amiguita suya para que estuviera a su lado.
Y es porque la alegría siempre se transmite. Conseguiste el trabajo que buscabas; tu hijo pasó el examen más difícil; se solucionó el problema que había en el trabajo; entonces te sientes feliz y quieres que todo el mundo se alegre contigo. Eso es lo que les pasó a los discípulos de Emaús. Han reconocido a Cristo resucitado y quieren que todo el mundo se alegre con ellos. Se han convertido en misioneros, en apóstoles del evangelio.
El fruto de reconocer a Jesús siempre es el mismo, la alegría. No por nada recordamos esa sonrisa de la madre Teresa de Calcuta que aprendió a reconocer a Jesús en el prójimo.