¿También ustedes se quieren marchar?
Reflexión
Varias personas piensan que la doctrina de la Iglesia es inaceptable. ¿Por qué el Papa no permite el aborto, ni la eutanasia, ni el uso de los preservativos? ¿Por qué los curas no pueden casarse? Y por eso muchos deciden dar la espalda a la Iglesia.
La historia se repite. Los discípulos de Jesús no podían con toda la doctrina. Sobre todo, aquello de comer el Cuerpo de Cristo. Por eso, muchos de ellos se echaron atrás y no volvieron a ir con Él. Jesús se quedaba solo. Cada uno prefería buscar la felicidad por su cuenta, al margen de la voluntad de Dios. Apenas le quedaba una docena de seguidores, sus apóstoles. “¿Y vosotros, también queréis marcharos?” Terrible pregunta. Pero estupenda respuesta: “¿A quien vamos a acudir? Tú tienes palabras de vida eterna.”
Es triste ver cómo miles de personas caen diariamente en manos de las sectas, buscando otras palabras diferentes a las de Cristo, que son las que defiende la Iglesia. Sin embargo, no debemos perder la esperanza de que un día se darán cuenta del engaño de esos grupos y decidirán regresar al seno de la familia católica, porque es allí donde se encuentran las verdaderas palabras de Jesús.