Si me conoces a mi, conoces al Padre
Reflexión
El Señor nos conoce, sabe que somos débiles, que somos pobres criaturillas, que podemos caer. Pero también sabe y nos lo ha dicho que no nos faltará su gracia porque Él nos ha elegido.
Cristo envía a sus mensajeros, a veces somos nosotros, debemos acogerlos. Porque al acoger a sus mensajeros acogemos también a Dios. Pero no debemos ser ingenuos acogiendo a pseudos-mensajeros, porque a veces son "lobos con piel de oveja" que diciéndose mensajeros de Dios pretenden arrancarnos nuestra fe Católica. ¿Cómo distinguirlos?
Aquellos que no sigan la doctrina verdadera de Cristo en las Escrituras y en la tradición de la Iglesia, quienes no siguen las enseñanzas del Papa, quienes se auto- roclaman nuevos profetas o nuevas religiones inspiradas por el Espíritu Santo...
Son tantos en el mundo actual los que se dicen enviados de Dios, pero son tan pocos los que en realidad escuchan a Dios. Abramos nuestro espíritu y nuestro ser entero a la gracia de Dios que se nos quiere presentar en este día. Sepamos acoger a todos como enviados de Dios, ya que Dios a veces se sirve de lo "que no es nada en el mundo para manifestarnos su poder". Y no ensordezcamos nuestro corazón cuando Él nos pide ser sus enviados.