MariCruz Administradores
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| Tema: Evangelio 21 de Diciembre 12/21/2009, 07:00 | |
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Evangelio 21 de Diciembre Escuchar en audio
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Lectura del libro del Cantar de los cantares 2, 8-14
¡Oíd, que llega mi amado, saltando sobre los montes, brincando por los collados! Es mi amado como un gamo, es mi amado un cervatillo. Mirad: se ha parado detrás de la tapia, atisba por las ventanas, mira por las celosías. Habla mi amado y me dice: «¡Levántate, amada mía, hermosa mía, ven a mí!! Porque ha pasado el invierno, las lluvias han cesado y se han ido, brotan flores en la vega, llega el tiempo de la poda, el arrullo de la tórtola se deja oír en los campos; apuntan los frutos en la higuera, la viña en flor difunde perfume. Levántate, amada mía, hermosa mía, ven a mí!! Paloma mía, que anidas en los huecos de la peña, en las grietas del barranco, déjame ver tu figura, déjame escuchar tu voz, porque es muy dulce tu voz, y es hermosa tu figura.»
Comentario del Evangelio de hoy
Hoy coincide que es el mismo evangelio que el de ayer domingo. Por eso me permito tomar la primera lectura y poner un comentario de ORIGENES. Dice: ¡Oíd, que llega mi amado, saltando sobre los montes! Al principio Cristo no se dio a conocer a la Iglesia sino por su voz. Comenzó dejando oír su voz por mediación de los profetas; sin dejarse ver, se hizo comprender. Su voz estaba en los mensajes que lo anunciaban, y a lo largo de todo este tiem¬po sólo la comprendía la Iglesia-Esposa, reunida desde los orígenes del mundo. Pero llegó un día en que ella lo vio con sus propios ojos y dilo: ¡Que llega mi amado, saltando sobre los montes! Cada alma, si el amor del Verbo de Dios la abraza, se siente feliz y consolada cuando percibe la presen¬cia del Esposo, cuando se encuentra delante de las difí¬ciles palabras de la Ley y de los profetas. A medida que se aproxima a su pensamiento para iluminar su fe, lo ve brincar por los montes y colinas, y puede muy bien decir: ¡Oíd, que llega mi amado! Ciertamente, el Esposo ha prometido a su Esposa, es decir, a sus dis¬cípulos: Yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo. Pero eso no le impide decir también que se va a tomar posesión de su reino; entonces, de nuevo, a medianoche, se oye el grito: Mirad, que llega el Esposo. Unas veces, pues, el Esposo se hace pre¬sente y enseña; otras, se hace el ausente y se le desea. Así es que, cuando el alma busca comprender y no lo alcanza, para ella el Verbo de Dios esté ausente. Pero cuando encuentra al que busca, lo experimenta pre¬sente sin duda ninguna y él la ilumina con su luz. Si queremos, pues, ver al Verbo de Dios, al Esposo del alma, brincando por los collados, escuchemos pri¬meramente su voz, y le podremos ver.
Comentarios realizados por: José Valiente Lendrino (Viceconsiliario Nacional de Cursillos en España)
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