Evangelio según San Mateo, capítulo 13, versículos del 24 al 30
28 de Julio de 2007
En aquel tiempo, Jesús propuso otra parábola a la gente:
-«El reino de los cielos se parece a un hombre que sembró buena semilla en su campo; pero, mientras la gente dormía, su enemigo fue y sembró cizaña en medio del trigo y se marchó. Cuando empezaba a verdear y se formaba la espiga apareció también la cizaña.
Entonces fueron los criados a decirle al amo:
"Señor, ¿no sembraste buena semilla en tu campo? ¿De dónde sale la cizaña?"
Él les dijo: "Un enemigo lo ha hecho."
Los criados le preguntaron: "¿Quieres que vayamos a arrancarla?'
Pero él les respondió: "No, que, al arrancar la cizaña, podríais arrancar también el trigo. Dejadlos crecer juntos hasta la siega y, cuando llegue la siega, diré a los segadores:
'Arrancad primero la cizaña y atadla en gavillas para quemarla, y el trigo almacenadlo en mi granero.` »
COMENTARIO
En las películas de indios y vaqueros, cuando era pequeño, a veces los protagonistas firmaban un pacto haciéndose una herida en el brazo y mezclando la sangre. Ese pacto así firmado no se podía romper nunca. Habría sido el peor de los pecados. Mezclar la sangre era mezclar la vida porque la sangre era la vida del cuerpo. En la lectura del libro del Éxodo vemos como el pueblo firma una alianza con Dios sobre la sangre de los sacrificios. Es la sangre de un sacrificio de comunión. Ofrecida a Dios pasa a pertenecerle y vertida sobre el pueblo, significa la comunión entre Dios y el pueblo. Es una alianza que se hace sobre unos mandatos. El pueblo se compromete a ser fiel a ellos para siempre. Como dice la lectura: “Haremos todo lo que manda el Señor y le obedeceremos”.
El Evangelio es iluminador de cómo el pueblo guardó/guarda/guardamos esa alianza y de cómo la guarda Dios. En el campo del Señor no sólo hay trigo. Hay también cizaña. No todo es fidelidad a la alianza. Aquí aparecen los defensores de Dios –algunos deben pensar que Dios es muy débil y que le hace falta ayuda–. Proponen limpiar a sangre y fuego el campo. Están en la mejor tradición agrícola. Hay que limpiar periódicamente el campo sembrado de malas hierbas para que la planta buena crezca con toda la fuerza y dé el fruto esperado. Pero Dios es suficientemente fuerte como para no necesitar ser violento con sus enemigos. Sabe que el bien triunfará. Y que puede ser paciente. No quiere arriesgar a cortar las plantas buenas, el trigo, al querer limpiar la cizaña. Su actitud es de paciencia y misericordia, de comprensión y perdón. Ya llegará el tiempo de la siega. Ya se verá entonces lo que de verdad son malas hierbas y lo que es trigo. No hay por qué acelerar los tiempos. No hay por qué condenar antes de tiempo. ¡Menos mal que Dios nos tiene toda esa paciencia! ¡Ay de los que no saben/sabemos contener su/nuestra furia vengadora y justiciera! Mejor sería que nos dedicásemos con más humildad a esforzarnos por dar frutos de misericordia y de vida para el mundo.