Damián
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| Tema: Evangelio 7 de Agosto de 2007 8/7/2007, 11:41 | |
| Evangelio según San Mateo, capítulo 14, versículos del 22 al 36 7 de Agosto de 2007 Después que la gente se hubo saciado, Jesús apremió a sus discípulos a que subieran a la barca y se le adelantaran a la otra orilla, mientras él despedía a la gente. Y, después de despedir a la gente, subió al monte a solas para orar. Llegada la noche, estaba allí solo. Mientras tanto, la barca iba ya muy lejos de tierra, sacudida por las olas, porque el viento era contrario. De madrugada se les acercó Jesús, andando sobre el agua. Los discípulos, viéndole andar sobre el agua, se asustaron y gritaron de miedo, pensando que era un fantasma. Jesús les dijo en seguida: -«¡ Ánimo, soy yo, no tengáis miedo! » Pedro le contestó: -«Señor, si eres tú, mándame ir hacia ti andando sobre el agua. » Él le dijo: -«Ven.» Pedro bajó de la barca y echó a andar sobre el agua, acercándose a Jesús; pero, al sentir la fuerza del viento, le entró miedo, empezó a hundirse y gritó: -«Señor, sálvame.» En seguida Jesús extendió la mano, lo agarró y le dijo: -«¡Qué poca fe! ¿Por qué has dudado?» En cuanto subieron a la barca, amainó el viento. Los de la barca se postraron ante él, diciendo: -«Realmente eres Hijo de Dios.» Terminada la travesía, llegaron a tierra en Genesaret. Y los hom-bres de aquel lugar, apenas lo reconocieron, pregonaron la noticia por toda aquella comarca y trajeron donde él a todos los enfermos. Le pedían tocar siquiera la orla de su manto, y cuantos la tocaron quedaron curados. COMENTARIO El Evangelio de hoy es el conocido pasaje en que Pedro quiere caminar sobre las aguas, como su Maestro, y acaba hundiéndose. Sólo Mateo incluye este hecho en el relato de la tempestad que Juan y Marcos también cuentan. Al releerlo esta vez, me venía por dentro el salmo 130: no pretendo grandezas que superan mi capacidad…Confíe Israel en el Señor, ahora y por siempre. Mateo dice que Jesús “apremió, insistió,” obligó prácticamente a los discípulos a irse en una barca hasta la otra orilla para quedarse a solas orando. Estaba anocheciendo y el viento era contrario. Batiéndose con el temporal, los discípulos ven llegar a Jesús caminando sobre las aguas y, claro, se asustan. Lógico. Piensan cosas raras, como que es un fantasma, pero el estupor y las palabras del Maestro intentando tranquilizarles, les mantiene a todos en silencio. Sólo Pedro pone a prueba la presencia de Dios: si realmente eres Tú, mándame ir hacia Ti andando sobre el agua. Es decir, si realmente eres Tú, déjame hacer cosas extraordinarias, grandezas que superan mi capacidad, propias del Hijo de Dios. No olvidemos que acaban de ver cómo se multiplicaban un par de peces y unos panes… Jesús, tranquilo, le deja hacer: ven. Y pudo hacerlo. Solamente comienza a hundirse cuando siente la fuerza del viento, cae en cuenta de donde está, se asusta y cae. No empieza a dudar cuando cae, sino que cae porque duda, porque se asusta. Confía en el Señor ahora y por siempre, como un niño en manos de su madre. A veces no es tan fácil saber si nuestros “atrevimientos” al acometer empresas que superan nuestra capacidad son por cabezonería, por probar nuestros límites y los de Dios o simplemente creemos que Dios nos está pidiendo que lo hagamos. En el evangelio la iniciativa no fue de Jesús; Él se limitó a acompañar a Pedro en su “experimento”. Aún así, es un texto muy consolador: con el viento en contra, de noche, dudando de todo o incluso con buena voluntad llevando a cabo cosas que no nos corresponden, Jesús nos dice: ven. Y espera, tranquilo, con nosotros, como haría cualquier madre viendo dar los primeros trompicones a su hijo. ¡Señor, sálvame!, y es suficiente para que nos agarre fuerte y nos sostenga. | |
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