Damián
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| Tema: Evangelio 21 de Agosto de 2007 8/21/2007, 11:17 | |
| Evangelio según San Mateo, capítulo 19, versículos del 23 al 30 21 de Agosto de 2007
Semana XX del Tiempo Ordinario
PELIGROS DE LAS RIQUEZAS
23. Después dijo Jesús a sus discípulos: "En verdad, os digo: Un rico difícilmente entrará en el reino de los cielos. 24. Y vuelvo a deciros que más fácil es a un camello pasar por el ojo de una aguja, que a un rico entrar en el reino de Dios". 25. Al oír esto, los discípulos se asombraron en gran manera y le dijeron: "¿Quién pues podrá salvarse?" 26. Mas Jesús, fijando los ojos en ellos, les dijo: "Para los hombres eso es imposible, mas para Dios todo es posible".
RECOMPENSA DEL SEGUIMIENTO DE JESUS
27. Entonces Pedro respondió diciéndole: "Tú lo ves, nosotros hemos dejado todo, y te hemos seguido; ¿qué nos espera?" 28. Jesús les dijo: "En verdad, os digo, vosotros que me habéis seguido, en la regeneración, cuando el Hijo del hombre se siente sobre su trono glorioso, os sentaréis, vosotros también, sobre doce tronos, y juzgaréis a las doce tribus de Israel. 29. Y todo el que dejare casas, o hermanos, o hermanas, o padre, o mujer, o hijos, o campos por causa de mi nombre, recibirá el céntuplo y heredará la vida eterna.
30. Y muchos primeros serán postreros, y (muchos) postreros, primeros".
COMENTARIO
«Un rico difícilmente entrará en el Reino de los Cielos... Entonces, ¿quién podrá salvarse?»
Hoy contemplamos la reacción que suscitó entre los oyentes el diálogo del joven rico con Jesús: «¿Quién se podrá salvar?» (Mt 19,25). Las palabras del Señor dirigidas al joven rico son manifiestamente duras, pretenden sorprender, despertar nuestras somnolencias. No se trata de palabras aisladas, accidentales en el Evangelio: veinte veces repite este tipo de mensaje. Lo debemos recordar: Jesús advierte contra los obstáculos que suponen las riquezas, para entrar en la vida...
Y, sin embargo, Jesús amó y llamó a hombres ricos, sin exigirles que abandonaran sus responsabilidades. La riqueza en sí misma no es mala, sino su origen si fue injustamente adquirida, o su destino, si se utiliza egoístamente sin tener en cuenta a los más desfavorecidos, si cierra el corazón a los verdaderos valores espirituales (donde no hay necesidad de Dios).
«¿Quién se podrá salvar?». Jesús responde: «Para los hombres eso es imposible, mas para Dios todo es posible» (Mt 19,26). —Señor, Tú conoces bien las habilidades de los hombres para atenuar tu Palabra. Tengo que decírtelo, ¡Señor, ayúdame! Convierte mi corazón.
Después de marchar el joven rico, entristecido por su apego a sus riquezas, Pedro tomó la palabra y dijo: —Concede, Señor, a tu Iglesia, a tus Apóstoles ser capaces de dejarlo todo por Ti.
«En la regeneración, cuando el Hijo del hombre se siente en su trono de gloria...» (Mt 19,28 ). Tu pensamiento se dirige a ese “día”, hacia ese futuro. Tú eres un hombre con tendencia hacia el fin del mundo, hacia la plenitud del hombre. En ese tiempo, Señor, todo será nuevo, renovado, bello.
Jesucristo nos dice: —Vosotros, que lo habéis dejado todo por el Reino, os sentaréis con el Hijo del Hombre... Recibiréis el ciento por uno de lo que habéis dejado... Y heredaréis la vida eterna... (cf. Mt 19,28-29).
El futuro que Tú prometes a los tuyos, a los que te han seguido renunciando a todos los obstáculos... es un futuro feliz, es la abundancia de la vida, es la plenitud divina.
—Gracias, Señor. ¡Condúceme hasta ese día! | |
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