Damián
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| Tema: Evangelio 19 de Octubre de 2007 10/19/2007, 12:38 | |
| Evangelio según San Lucas, capítulo 12, versículos del 1 al 7 19 de Octubre de 2007
Contra la hipocresía
1. Mientras tanto, habiéndose reunido miles y miles del pueblo, hasta el punto que unos a otros se pisoteaban, se puso a decir, dirigiéndose primeramente a sus discípulos: "Guardaos a vosotros mismos de la levadura - es decir de la hipocresía - de los fariseos. 2. Nada hay oculto que no haya de ser descubierto, nada secreto que no haya de ser conocido. 3. En consecuencia, lo que hayáis dicho en las tinieblas, será oído en plena luz; y lo que hayáis dicho al oído en los sótanos, será pregonado sobre los techos. 4. Os lo digo a vosotros, amigos míos, no temáis a los que matan el cuerpo y después de esto nada más pueden hacer. 5. Voy a deciros a quién debéis temer: temed a Aquel que, después de haber dado la muerte, tiene el poder de arrojar en la gehenna. Sí, os lo digo, a Aquel temedle".
Solicitud del Padre Celestial
6. "¿No se venden cinco pájaros por dos ases? Con todo, ni uno solo es olvidado de Dios. 7. Aún los cabellos de vuestra cabeza están todos contados. No tenéis vosotros que temer: valéis más que muchos pájaros.
COMENTARIO
1 ss. Miles y miles del pueblo: Jesús no teme el escándalo saludable, y aprovecha esa enorme concurrencia para aleccionar públicamente a sus discípulos contra la hipocresía de los doctores y fariseos que acaba de enrostrar a estos mismos en pleno almuerzo. Pero aquí hay un sentido especial. Ya no se trata sólo de guardarse contra la doctrina de los fariseos y del daño que ellos les harán, sino de guardarse de no caer ellos mismos en la hipocresía, contaminados por la contagiosa levadura de los fariseos (cf. Gál. 2, 13: "Y los otros judíos incurrieron con él en la misma hipocresía, tanto que hasta Bernabé se dejó arrastrar por la simulación de ellos"). Es decir, pues, que no sólo hemos de predicar y confesar la verdad en plena luz, sino también saber que, aunque pretendiésemos usar de hipocresía, todo será descubierto finalmente (v. 3). No hemos pues de temer el decir la verdad (v. 4 s.) y el confesar a Cristo con todas sus paradojas y humillaciones, pero sí temblar antes de deformar la doctrina por conveniencias mundanas, porque esa es la blasfemia contra el Santo Espíritu, que no será perdonada. Nótese en cambio la asombrosa blandura de Jesús para las ofensas contra El (v. 10: "A cualquiera que hable mal contra el Hijo del hombre, le será perdonado, pero a quien blasfemare contra el Santo Espíritu, no le será perdonado). Léase Marc. 4, 22 y nota: "Nada hay oculto que no haya de manifestarse, ni ha sido escondido sino para que sea sacado a luz". Aquí Jesús insiste en que su predicación no tiene nada de secreto ni de esotérico. El grado de penetración de su luminosa doctrina depende del grado de atención que prestamos a sus palabras, en el cual promete a los que las oyen bien, una recompensa sobreabundante.
7. Nos parece éste uno de los pasajes en que más se descubre la ternura del corazón de Cristo para con nosotros. No piensa El por cierto muy bien de los hombres (cf. Juan 2, 24: "Pero Jesús no se fiaba de ellos, porque a todos los conocía"), pero nos ama, y por eso es que valemos para El y para el Padre más que muchos pajarillos, aunque no lo merezcamos. Contar todos los cabellos de nuestra cabeza es un extremo de amoroso interés a que no llegaría la más cariñosa madre. ¿Dudaremos de estas palabras de Jesús porque son demasiado hermosas? ¿Qué dogma puede haber más digno de fe y más obligatorio que las propias palabras de Jesucristo? | |
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