San Cornelio Centurión
20 de Octubre
Centurión de la cohorte Itálica, cuya conversión y la de todos los de su casa, ocurrida en Cesarea, se narra en Hechos, 10. El nombre romano Cornelius indica que o bien pertenecía a la distinguida gens (familia) Cornelia o era descendiente de uno de sus libertos (esto último parece lo más probable). La cohorte de la que era centurión era posiblemente la Cohors II Italica civium Romanorum, que estuvo destinada en Siria antes del 69 A.C., según puede desprenderse de una inscripción recientemente descubierta.
La descripción de Cornelio como “hombre religioso y temeroso de Dios (…) que daba muchas limosnas al pueblo” [es decir, a los judíos (cf. 10:22)] nos indica que era uno de esos gentiles habitual pero incorrectamente llamados “prosélitos de la puerta”, que adoraban al Dios único y verdadero y observaban algunas de las prescripciones de la Ley mosaica, pero que no pertenecían plenamente a la comunidad judía por circuncisión. No era, pues, un prosélito en toda la extensión de la palabra (Hechos 10:28, 34 sq., 45; 11:3).
El bautismo de Cornelio es un importante acontecimiento en la historia de la Iglesia primitiva. Las puertas de la Comunidad, que hasta aquel momento sólo había admitido en su seno a circuncisos y observantes de la Ley de Moisés, se abrían ahora de par en par a gentiles incircuncisos sin que éstos se vieran por ello obligados a someterse a los rituales judíos. Esta novedad fue rechazada por la comunidad judeocristiana de Jerusalén (Hechos 11:2, 3); pero cuando Pedro les contó las visiones que tanto Cornelio como él mismo habían recibido y cómo el Espíritu Santo había venido sobre los nuevos discípulos, la oposición desapareció, salvo entre un pequeño grupo de extremistas. La cuestión quedó definitivamente zanjada en el Concilio de Jerusalén (Hechos 15).
La tradición relata que Cornelio llegó a ser obispo, de Cesarea, según unos, o de Scepsis, en Misia, según otros.