Damián
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| Tema: Evangelio 29 de Diciembre de 2007 12/28/2007, 23:36 | |
| Evangelio segun San Lucas 2, 22-35 29 de Diciembre de 2007
Octava de Navidad
22. Y cuando se cumplieron los días de la purificación de ellos, según la Ley de Moisés, lo llevaron a Jerusalén a fin de presentarlo al Señor, 23. según está escrito en la Ley de Moisés: "Todo varón primer nacido será llamado santo para el Señor", 24. y a fin de dar en sacrificio, según lo dicho en la Ley del Señor, "un par de tórtolas o dos pichones".
LA PROFECIA DE SIMEON.
25. Y he aquí que había en Jerusalén un hombre llamado Simeón, hombre justo y piadoso, que esperaba la consolación de Israel, y el Espíritu Santo era sobre él. 26. Y le había sido revelado por el Espíritu Santo que no vería la muerte antes de haber visto al Ungido del Señor. 27. Y, movido por el Espíritu, vino al templo; y cuando los padres llevaron al niño Jesús para cumplir con él las prescripciones acostumbradas de la Ley, 28. él lo tomó en sus brazos, y alabó a Dios y dijo: 29. "Ahora, Señor, despides a tu siervo en paz, según tu palabra, 30. porque han visto mis ojos tu salvación, 31. que preparaste a la faz de todos los pueblos. 32. Luz para revelarse a los gentiles, y para gloria de Israel, tu pueblo". 33. Su padre y su madre estaban asombrados de lo que decía de Él. 34. Bendíjolos entonces Simeón, y dijo a María, su madre: "Éste es puesto para ruina y para resurrección de muchos en Israel, y para ser una señal de contradicción - 35. y a tu misma alma, una espada la traspasará -, a fin de que sean descubiertos los pensamientos de muchos corazones".
COMENTARIO 22 ss. La Virgen purísima no tenía que "purificarse"; sin embargo se sometió, como Jesucristo, a la ley judía que prescribía la purificación de la madre en el plazo de 40 días. La ofrenda es la de los pobres (Ex. 13, 2; Lev. 12, 2 - 8 ).
29. La oración de Simeón es el "Nunc dimittis", que se reza en el Oficio de Completas.
34. Contradicción: Es el gran misterio de todo el Evangelio. Véase cómo actúa este misterio, en Mat. 13, 5 - 7. Cf. 7, 23 y nota.
35. Por la profecía de Simeón se despierta en el alma de María el presentimiento de un misterio infinitamente doloroso en la vida de su Hijo. Hasta entonces Ella no había escuchado sino las palabras de Gabriel que le anunciaba para Jesús el trono de su padre David (1, 32). Simeón las confirma en el v. 32, pero introduce una espada - el rechazo del Mesías por Israel (v. 34) - cuya inmensa tragedia conocerá María al pie de la Cruz. Cf. Juan 19, 25 y nota. | |
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