Damián
Cantidad de envíos : 601 Localisation : España Fecha de inscripción : 27/04/2007
| Tema: Evangelio 11 de Junio de 2007 6/11/2007, 11:09 | |
| Evangelio según Mateo, capítulo 10, versículos del 7 al 13 11 de Junio de 2007
7 Id proclamando que el Reino de los Cielos está cerca. 8 Curad enfermos, resucitad muertos, purificad leprosos, expulsad demonios. Gratis lo recibisteis; dadlo gratis. 9 No os procuréis oro, ni plata, ni calderilla en vuestras fajas; 10 ni alforja para el camino, ni dos túnicas, ni sandalias, ni bastón; porque el obrero merece su sustento. 11 «En la ciudad o pueblo en que entréis, informaos de quién hay en él digno, y quedaos allí hasta que salgáis. 12 Al entrar en la casa, saludadla. 13 Si la casa es digna, llegue a ella vuestra paz; mas si no es digna, vuestra paz se vuelva a vosotros.
COMENTARIO
Lucas nos describe muy sencillamente quién era Bernabé: Un hombre bueno, lleno de Espíritu y de fe. Antes había descrito a Jesús como alguien que pasó haciendo el bien y lleno de Espíritu. Es difícil describir lo que significa ser «bueno», pero no tiene mucha importancia la definición. Todos sabemos reconocer cuándo nos encontramos ante un hombre «bueno» o que hace el bien. Bernabé es alguien «bueno» como lo era Jesús y con su mismo estilo (Espíritu). Así es -debe ser- todo apóstol, antes que nada alguien que derrama bondad, que hace el bien.
Y uno de los primeros en beneficiarse de tal bondad fue Saulo de Tarso. Bernabé tiene fe en él, cuando todos recelan por su pasado. Sabe detectar el gran valor y la potencialidad evangelizadora de aquel fariseo de la escuela de Gamaliel que había sido tocado y transformado por el Resucitado, y le acoge, lo apoya y lo presenta públicamente a su comunidad de Antioquía, aprovechando el enorme prestigio del que gozaba entre los suyos. Saulo era alguien difícil, conflictivo, carismático y Bernabé se convierte en lo que hoy llamaríamos su acompañante personal, ofreciéndole en primer lugar su amistad y luego su instrucción para que aprenda a trabajar comunitariamente e invitarle a la tarea misionera.
Este es un rasgo destacable de Bernabé: Una gran sensibilidad comunitaria. Por una parte, nos cuenta Lucas que vendió algunas de sus posesiones para aliviar económicamente a su comunidad de Jerusalem, y más tarde promoverá una colecta entre los de Antioquía con el mismo fin: le preocupan las necesidades materiales de los cristianos. Por otra parte, su sensibilidad comunitaria, va mucho más allá. El talante comunitario de los antioquenos les llevó a diseñar la tarea misionera en clave comunitaria. Esto quiere decir: Programar juntos las actividades (la decisión de enviar misioneros la toma toda la comunidad), ayunar y orar por los misioneros, apoyarles con otros hermanos cuando es necesario, y acuden también a la comunidad para resolver los conflictos que surgen en el desarrollo de la misión. Bernabé rescatará a Pablo de su apostolado solitario para formar equipo con él.
Pero el talante comunitario va mucho más allá: Tiene que sostenerse y nacer de una vivencia común del único Evangelio. Hay que vivir juntos lo que luego juntos se quiere anunciar. Y aquí surgió un serio conflicto en el tándem Bernabé/Saulo. Parece que Bernabé se dejó arrastrar por algunos que se hacían problema por el hecho de compartir la mesa con cristianos procedentes del paganismo. El asunto era serio, porque suponía aceptar diferencias dentro de la Comunidad y en el significado de la misma Eucaristía. Y se produjo la ruptura entre ambos. Aunque esto no impedirá que Pablo siga teniendo cariño por quien fuera su padrino, mentor y maestro. Pero a partir de entonces, separaron sus caminos y Pablo seguirá siempre trabajando en equipo con otros.
Antes de que ocurriera todo esto, el éxito de Bernabé y Pablo fue enorme. Tanto, que llegaron a considerarlos «dioses». A Bernabé, por ser alto y majestuoso, le llamaban “Zeus”; y a Pablo, por su facilidad de palabra, le llamaban “Mercurio”. Quisieron ofrecerles un toro. Pero ellos no cayeron en la tentación de creerse lo que no eran: somos simples mortales. ¡Qué importante que la misión no se nos suba a la cabeza y nos creamos superiores a los demás! Que los aplausos y éxitos -cuando ocurren- nos hagan creernos importantes, infalibles, protagonistas... haciendo que el primer plano no lo ocupen el Evangelio y su testimonio, sino los mensajeros.
Aunque también les tocó experimentar el rechazo, el ser apedreados y perseguidos. Así se hicieron conscientes y avisaron que es necesario pasar por muchas tribulaciones para entrar en el Reino de Dios. Vaya, que no es fácil ser testigo del Evangelio. No ponen paños calientes ni adaptan el mensaje para tener más éxito y más adeptos. El verdadero Testigo será perseguido y rechazado como lo fue su Maestro.
En resumen: Un apóstol con buen talante, que supo educar y apoyar y acompañar a un ilustre discípulo. Que tuvo sus fallos, sin que eso le reste grandeza, y que nos brinda algunos rasgos para que los discípulos y mensajeros del Evangelio de hoy nos revisemos. Especialmente, creo yo, en lo que supone desempeñar nuestra tarea misionera en clave comunitaria. | |
|