Damián
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| Tema: Evangelio 19 de Junio de 2007 6/19/2007, 10:32 | |
| Evangelio según San Mateo, capítulo 5, versículos del 43 al 48 19 de Junio de 2007
43. "Oísteis que fue dicho: "Amarás a tu prójimo, y odiarás a tu enemigo". 44. Mas Yo os digo: "Amad a vuestros enemigos, y rogad por los que os persiguen, 45. a fin de que seáis hijos de vuestro Padre celestial, que hace levantar su sol sobre malos y buenos, y descender su lluvia sobre justos e injustos. 46. Porque si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa tendréis? ¿Los mismos publicanos no hacen otro tanto? 47. Y si no saludáis más que a vuestros hermanos, ¿qué hacéis vosotros de particular? ¿No hacen otro tanto los gentiles? 48. Sed, pues, vosotros perfectos como vuestro Padre celestial es perfecto".
COMENTARIO
43. Odiarás a tu enemigo: Importa mucho aclarar que esto jamás fue precepto de Moisés, sino deducción teológica de los rabinos que "a causa de sus tradiciones habían quebrantado los mandamientos de Dios" (15, 9 ss.; Marc. 7, 7 ss.) y a quienes Jesús recuerda la misericordia con palabras del A. T. (9, 3; 12, 7). El mismo Jesús nos enseña que Yahvé - el gran "Yo soy" - cuya voluntad se expresa en el Antiguo Testamento, es su Padre (Juan 8, 54) y no ciertamente menos santo que Él, puesto que todo lo que Él tiene lo recibe del Padre (11, 27), al cual nos da precisamente por Modelo de la caridad evangélica, revelándonos que en la misericordia está la suma perfección del Padre (5, 48 y Luc. 6, 35). Esta misericordia abunda en cada página del A. T. y se le prescribe a Israel, no sólo para con el prójimo (Ex. 20, 16; 22, 26; Lev. 19, 18; Deut. 15, 12; 27, 17; Prov. 3, 28, etc.), sino también con el extranjero (Ex. 22, 21; 23, 9; Lev. 19, 33; Deut. 1, 16; 10, 18; 23, 7; 24, 14; Mal. 3, 5, etc.). Véase la doctrina de David en S. 57, 5 y nota. Lo que hay es que Israel era un pueblo privilegiado, cosa que hoy nos cuesta imaginar, y los extranjeros estaban naturalmente excluidos de su comunidad mientras no se circuncidaban (Ex. 12, 43; Lev. 22, 10; Núm. 1, 51; Ez. 44, 9), y no podían llegar a ser sacerdote, ni rey (Núm. 18, 7; Deut. 17, 15), ni casarse con los hijos de Israel (Ex. 34, 16; Deut. 7, 3; 25, 5; Esdr. 10, 2; Neh. 13, 27). Todo esto era ordenado por el mismo Dios para preservar de la idolatría y mantener los privilegios del pueblo escogido y teocrático (cf. Deut. 23, 1 ss.), lo cual desaparecería desde que Jesús aboliese la teocracia, separando lo del César y lo de Dios. Los extranjeros residentes eran asimilados a los israelitas en cuanto a su sujeción a las leyes (Lev. 17, 10; 24, 16; Núm. 19, 10; 35, 15; Deut. 31, 12; Jos. 8, 33); pero a los pueblos perversos como los amalecitas (Ex. 17, 14; Deut. 25, 19), Dios mandaba destruirlos por ser enemigos del pueblo Suyo (cf. S. 104, 14 ss. y nota). ¡Ay de nosotros si pensamos mal de Dios (Sab. 1, 1) y nos atrevemos a juzgarlo en su libertad soberana! (cf. S. 147, 9 y nota). Aspiremos a la bienaventuranza de no escandalizarnos del Hijo (11, 6 y nota) ni del Padre (Juec. 1, 28; 3, 22; I Rey. 15, 2 ss). "Cuidado con querer ser más bueno que Dios y tener tanta caridad con los hombres, que condenemos a Aquel que entregó su Hijo por nosotros".
44. s. Como se ve, el perdón y el amor a los enemigos es la nota característica del cristianismo. Da a la caridad fraterna su verdadera fisonomía, que es la misericordia, la cual, como lo confirmó Jesús en su Mandamiento Nuevo (Juan 13, 34 y 15, 12), consiste en la imitación de su amor misericordioso. El cristiano, nacido de Dios por la fe, se hace coheredero de Cristo por la caridad (Lev. 19, 18; Luc. 6, 27; 23, 34; Hech. 7, 59; Rom. 12, 20).
48. Debe notarse que este pasaje se complementa con el de Luc. 6, 36 . Aquí Jesús nos ofrece como modelo de perfección al Padre Celestial, que es bueno también con los que obran como enemigos suyos, y allí se aclara y confirma que, en el concepto de Jesús, esa perfección que hemos de imitar en el divino Padre, consiste en la misericordia (Ef. 2, 4; 4, 32; Col. 3, 13). Y ¿por qué no dice aquí imitar al Hijo? Porque el Hijo como hombre es constante imitador del Padre, como nos repite tantas veces Jesús (Juan, 5, 19 s. y 30; 12, 44 s. y 49; etc.), y adora al Padre, a quien todo lo debe. Sólo el Padre no debe a nadie, porque todo y todos proceden de Él (Juan 14, 28 y nota). | |
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Solyangel
Cantidad de envíos : 169 Localisation : Perú Fecha de inscripción : 01/05/2007
| Tema: Re: Evangelio 19 de Junio de 2007 6/19/2007, 19:57 | |
| Hay hombres que desean a sus enemigos y a los enemigos de la Iglesia las penas y tormentos del fuego eterno. Pensando así dan a entender que no conocen el amor de Dios. Quien tiene el amor y la humildad de Cristo llora y ora por todo el mundo. Señor, igual que tu has orado por tus enemigos, enséñanos, igualmente, por tu Espíritu a amarlos y a orar con lágrimas por ellos. . Pero ¡esto es bien difícil para nosotros, que somos pecadores, si tu gracia no está en nosotros!...Si la gracia del Espíritu Santo habita en el corazón de un hombre, aunque sea en una ínfima medida, este hombre llora por todos los hombres; y se compadece aún más de los que no conocen a Dios o que se resisten a él. Ora por ellos día y noche para que se conviertan y reconozcan a Dios. Cristo oraba así por los que le crucificaban: “Padre, perdónales, no saben lo que se hacen” (Lc 23,34). Esteban, igualmente, oraba por sus perseguidores para que Dios no les tuviera en cuenta ese pecado… (Hech 7,60). Debemos orar por nuestros enemigos si queremos conservar la gracia, porque el que no se compadece del pecador, no tiene en él la gracia del Espíritu Santo. Alabanza y gloria a Dios y a su gran misericordia, porque nos ha concedido, a nosotros que también somos hombres, la gracia del Espíritu Santo. | |
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