Damián
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| Tema: Evangelio 29 de Octubre de 2007 10/29/2007, 10:28 | |
| Evangelio según San Lucas, capítulo 13, versículos del 10 al 17 29 de Octubre de 2007
Semana XXX del Tiempo Ordinario
LA MUJER ENCORVADA.
10. Un día sabático enseñaba en una sinagoga. 11. Había allí una mujer que tenía desde hacía dieciocho años, un espíritu de enfermedad: estaba toda encorvada, y sin poder absolutamente enderezarse. 12. Al verla Jesús, la llamó y le dijo: "Mujer, queda libre de tu enfermedad". 13. Y puso sobre ella sus manos, y al punto se enderezó y se puso a glorificar a Dios. 14. Entonces, el jefe de la sinagoga, indignado porque Jesús había curado en día sabático, respondió y dijo al pueblo: "Hay seis días para trabajar; en esos días podéis venir para haceros curar, y no el día de sábado". 15. Mas Jesús le replicó diciendo: "Hipócritas, ¿cada uno de vosotros no desata su buey o su asno del pesebre, en día sabático, para llevarlo al abrevadero? 16. Y a ésta, que es una hija de Abrahán, que Satanás tenía ligada hace ya dieciocho años, ¿no se la había de libertar de sus ataduras, en día sabático?" 17. A estas palabras, todos sus adversarios quedaron anonadados de vergüenza, en tanto que la muchedumbre entera se gozaba de todas las cosas gloriosas hechas por Él.
COMENTARIO
«Pero el jefe de la sinagoga, indignado de que Jesús hubiese hecho una curación en sábado...»
Hoy, vemos a Jesús realizar una acción que proclama su mesianismo. Y ante ella el jefe de la sinagoga se indigna e increpa a la gente para que no vengan a curarse en sábado: «Hay seis días en que se puede trabajar; venid, pues, esos días a curaros, y no en día de sábado» (Lc 13,14).
Me gustaría que nos centráramos en la actitud de este personaje. Siempre me ha sorprendido cómo, ante un milagro evidente, alguien sea capaz de cerrarse de tal modo que lo que ha visto no le afecta lo más mínimo. Es como si no hubiera visto lo que acaba de ocurrir y lo que ello significa. La razón está en la vivencia equivocada de las mediaciones que tenían muchos judíos en aquel tiempo. Por distintos motivos —antropológicos, culturales, designio divino— es inevitable que entre Dios y el hombre haya unas mediaciones. El problema es que algunos judíos hacen de la mediación un absoluto. De manera que la mediación no les pone en comunicación con Dios, sino que se quedan en la propia mediación. Olvidan el sentido último y se quedan en el medio. De este modo, Dios no puede comunicarles sus gracias, sus dones, su amor y, por lo tanto su experiencia religiosa no enriquecerá su vida.
Todo ello les conduce a una vivencia rigorista de la religión, a encerrar su dios en unos medios. Se hacen un dios a medida y no le dejan entrar en sus vidas. En su religiosidad creen que todo está solucionado si cumplen con unas normas. Se comprende así la reacción de Jesús: «¡Hipócritas! ¿No desatáis del pesebre todos vosotros en sábado a vuestro buey o vuestro asno para llevarlos a abrevar?» (Lc 13,15). Jesús descubre el sinsentido de esa equivocada vivencia del sabath.
Esta palabra de Dios nos debería ayudar a examinar nuestra vivencia religiosa y descubrir si realmente las mediaciones que utilizamos nos ponen en comunicación con Dios y con la vida. Sólo desde la correcta vivencia de las mediaciones podemos entender la frase de san Agustín: «Ama y haz lo que quieras» | |
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